Allende La Paz, NotiColombia Press
Las
FARC-EP en su reciente comunicado con el cual celebra los 48 años de lucha
contra el Terrorismo de Estado deja en claro quiénes son los agenciadores de la
guerra y quiénes son los que quieren la paz. Su extenso y claro análisis nos
llama a los colombianos a reflexionar sobre los anuncios nada claros de paz
hechos por la oligarquía santafesina de Santos y Cía.
Sabemos
que desde el segundo día de mandato de Santos, su ministrico de guerra Riverita
declaró que « El diálogo y
posibles salidas negociadas de paz no están en la agenda del Gobierno ».
Más claro no canta un gallo o cacarea una gallina. Ello es así porque la oligarquía
colombiana es uno de los mejores y sanguinarios alumnos del imperio, y es éste
el que define la política en Colombia. Oligarquía que siempre se ha
caracterizado por sus intentos de esconder sus crímenes con eufemismos. Que si
« el mandato claro », que si « la seguridad democrática »,
que si « bienvenidos al futuro », que si la paz es posible con Andresito
y dejó el país anegado en sangre mediante las masacres, desapariciones,
asesinatos selectivos, y desplazados. El único « sincero » fue
Uribhitler porque ese sí dijo lo que quería como empleadillo de la
oligarquía : GUERRA PARA ACABAR LAS FARC, o lo que es lo mismo, guerra
contra el pueblo.
Santos
llega hablando de « locomotoras », sin recordar que cuando Lenin usó
el símil de las locomotoras, ellas eran lo más avanzado de la época y se
preveía serían la base del desarrollo. Hoy en día, lo que está a la orden del
día son los aviones supersónicos, aviones inteligentes y demás, y la oligarquía
se quedó encartada y sumida en las « locomotoras », aparatos que
sirven para transporte humano y de mercancías a nivel local, sobre todo en
países como los latinoamericanos, en donde su accidentada geografía es salvada
por aviones, « locomotoras » que además, muy macondianamente
hablando, no tienen energía y su « dueño » no tiene plata para
mandarlas a arreglar y mucho menos para comprar combustible, porque el
petróleo, nuestro petróleo, es « propiedad » del imperio quien lo
necesita para hacer andar sus fábricas –« en cualquier lugar del
mundo »-, sus vehículos gastadores y contaminadores y sus lujosos yates,
como los que usan los del sector financiero para gastarse la platica que les
dió Obama dizque para solucionar la crisis.
Embustero
como el que más, tan mal embustero que olvida sus propias mentiras, Santos
habla de paz, gaguea y gargajea con la palabrita, pero hace la guerra de manera
más despiadada que el « guerrerista » Uribhitler, el cual se quedó
sin discurso ya que Santos en su palmarés puede mostrar « orgulloso »
sus heroicidades : ataque al Ecuador y asesinato de Raúl Reyes ;
asesinato del comandante Alfonso Cano ; y sigue empeñado en demostrar que
no se necesita ningún mafiosito como Uribhitler para hacer la guerra, porque
ellos, la oligarquía de todos los pelambres, han hecho la guerra desde antes de
1948.
Pero,
mentiroso como el que más, habla de paz. Pretende controvertir a un
investigador colombiano que los llama « los hacedores de guerra »,
los cuales no tienen en su plan guerrerista la alternativa de la paz porque
ellos en su única e inflamada neurona creen que van a ganar la guerra. Allá los
que « le comen cuento ». Allá los estudiosos de la paz desde la lejanía
del mar mediterráneo. Allá los vecinos que se comieron el cuento del
« mejor amigo », como se comieron el del gallo capón.
Llamamos
entonces a los colombianos, al pueblo colombiano, ese de abarca y sombrero, de
ruana y polas, ese de clase media que cada día ve crecer su depauperización,
ese empleado oficial que ha visto pasar 17 presidentes prometiendo acabar la
guerrilla porque ella es la más autética expresión de la valentía del pueblo
colombiano, y se van de la Casa
de Nari con la más grande frustración porque « dueño del balón »
todavía necesita seguir con sus guerras en el mundo, a seguir en la lucha por
una Nueva Colombia, en paz con justicia social, libertad, democracia,
independencia y soberanía nacional.
Saludamos
a todos los colombianos de bien que luchan por la paz. Esa es la reserva
democrática del país de que hablara el glorioso PCC. Estamos con todo ese
pueblo y por él seguimos en la lucha.