viernes, 1 de junio de 2012

Ganó en la U. Nacional Jairo Andrés Rivera y Mariana Rios, formula Marcha Patriótica


Junio 1 de 2012 | 06:06 AM. | Noticias
Programa a la Representación Estudiantil ante el CSU de la UN.Comprometido con la Educación
El programa de la plancha 2 se basa en el entendimiento de que toda construcción, y toda apuesta por la transformación universitaria necesita, inexorablemente, de la acción colectiva de los estudiantes. No es posible crear, edificar y transformar la universidad, sin contar con la participación decidida de la comunidad universitaria.
“La actividad social de la gente de universidad debe ser total y radicalmente ajena a toda actitud de conformismos con la injusticia social, la desigualdad económica y la opresión intelectual”
Eduardo Umaña Luna

Éste programa se basa en el entendimiento de que toda construcción, y toda apuesta por la transformación universitaria necesita, inexorablemente, de la acción colectiva de los estudiantes. No es posible crear, edificar y transformar la universidad, sin contar con la participación decidida de la comunidad universitaria.

La Universidad Nacional debe ser pública, incluyente y plural, y en ese sentido la evaluación de lo que fue la rectoría del profesor Moisés Wasserman nos debe generar elementos de crítica sobre el rumbo que tomó la Universidad Nacional en contravía de lo público, la inclusión, y la pluralidad.

La Universidad Nacional de Colombia es lamentablemente una de las universidades más antidemocráticas de América Latina[i], existe un irrespeto permanente por el ejercicio de la representación estudiantil, y por todo ejercicio que busque reivindicar la participación en términos de definir el devenir de la UN. Ejemplo de esto es el desconocimiento que las diferentes administraciones de la universidad han hecho de los claustros y las colegiaturas como procedimientos legítimos del estudiantado.
Pese a que al interior de la Universidad existe un profundo irrespeto hacia la representación estudiantil y el ejercicio de la participación, hemos demostrado que es posible trastornar la universidad y darle vida desde el estudiantado a partir de dinámicas de resistencia y propuesta como las surgidas en el año 2011 donde las representaciones de la universidad jugaron un importante papel. Nuestra propuesta se basa integralmente en el programa mínimo de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil –MANE-, y en la construcción de un movimiento estudiantil unitario y fortalecido, construido desde lo local bajo los mismos criterios que queremos para nuestra universidad: la inclusión, y la pluralidad en el marco de la transformación de lo que es la UN actualmente.
En ese marco, nuestra representación es mandatada única y exclusivamente por los escenarios colectivos del estudiantado: la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, las Asambleas de la Universidad Nacional, las Mesas Amplias de las distintas sedes y facultades, así como todos los espacios organizativos de orden colectivo y unitario de los estudiantes.

Nuestra apuesta parte de reivindicar lo público,  recomponerlo, luchar por financiación avanzando hacia la gratuidad, construir y defender la democracia como única forma de garantizar la autonomía, propender por una universidad que desborde las expectativas intelectuales de la sociedad, tenga las herramientas para construir saber, y se comprometa desde su academia y sus dinámicas culturales, con los problemas de la sociedad colombiana: una universidad para la heterotopía.

Para ello es imprescindible continuar con las luchas por presupuesto y abrir un debate en torno a la gratuidad, reivindicar el bienestar como política fundamental, y no como accesorio de la academia (como lo es actualmente), hacer de la universidad el lugar de la inteligencia, la crítica, la propuesta y la transformación, defender en cualquier ámbito los Derechos Humanos y las libertades democráticas y de expresión en la Universidad, entendiéndola como el hogar de la pluralidad.

Nuestra apuesta fundamental bajo la disputa que damos Por una nueva educación para un país con soberanía, democracia y paz, consigna de la MANE, será contribuir cualitativamente en el proceso de construcción de la propuesta alternativa de educación superior para Colombia, y a partir de allí evidenciar, construir y proponer, los debates endógenos de la Universidad Nacional.
En ese marco consideramos necesarios unos puntos de debate y propuesta, haciendo la claridad que nuestra propuesta está por completo abierta según los aportes y discusiones de la comunidad universitaria.

1.       Autonomía, democracia, sentido de lo público, inclusión y pluralidad
Lo fundamental de la Universidad Nacional al día de hoy es abrir una ámplia discusión sobre su esencia y objetivos. ¿Para que es la universidad? ¿Cuáles son las dinámicas ausentes hoy en la UN imprescindibles a recuperar en el marco de reconstruir la autonomía?  En ello es fundamental apostar por el fortalecimiento de procesos organizativos unitarios y democráticos a niveles local y Nacional; ello en la perspectiva de avanzar en exigir escenarios, mecanismos y garantías reales de incidencia y participación de la comunidad estudiantil en la toma de decisiones en la UN.

La democracia universitaria es la condición de la autonomía como ejercicio que reivindique el papel creador, creativo, crítico y transformador del conocimiento, la juventud y la Universidad. La administración Wasserman deja una deuda con la sociedad en relación al acceso a la UN por parte de amplios sectores sociales, sectores vulnerados social, económica y políticamente. Refrendar el compromiso con la educación como derecho, y la defensa de lo público pasa por apostar por fortalecer el acceso a la UN de dichos sectores (étnicos, provincias, jóvenes de barrios populares), garantías de permanencia, políticas de bienestar universitario que garanticen el desarrollo de la vida universitaria (revisión de programas PAES, PEAMA, por ejemplo); infraestructura adecuada y suficiente; la revisión de la planta docente y la condición laboral del cuerpo docente. Es esta una garantía de una UN diversa, democrática, abierta, plural y que contribuya a la construcción de conocimiento y la superación de las abismales distancias sociales que evidencia el país, es decir, una UN que se reivindica en su práctica como Pública.

2.       Lucha por la financiación plena, la gratuidad, y el acceso.
Es necesario mantener y profundizar la exigencia al Estado para que cumpla con sus obligaciones frente a la financiación de la UN, en tanto condición fundamental para el desarrollo de la misma. Ello conlleva un rechazo al modelo de gestión de recursos propios que se ha implementado en la UN; modelo que funcionaliza la Universidad a la desfinanciación por parte de Gobierno y que implica el desdibujamiento de sus fines misionales. Dicho modelo sustituye la razón académica o social de la Universidad, por la razón administrativa de la rentabilidad y la gestión de recursos propios.
En este orden de ideas rechazamos, entonces, la búsqueda de nuevas fuentes de financiación por parte de la UN; máxime iniciativas como los prestamos con Banca Privada, las concesiones de espacios al sector privado (Hospital Universitario, Infraestructura, Cafeterías, Programas de Bienestar Universitario).

Sin embargo, debemos enmarcar la financiación, y la exigencia de un presupuesto adecuado por parte de Gobierno a la UN en el debate de la democracia y la autonomía. Por tanto, no puede seguirse desconociendo la autonomía universitaria mediante criterios coactivos por presupuesto adicional a la Universidad, como los criterios de aumento de cobertura o bolsas concursables del Ministerio de Educación. En segundo lugar, la asignación y distribución del gasto debe sustentarse en la deliberación y construcción colectiva con la comunidad universitaria. De modo que permita escenarios de veeduría, control y sensatez a la hora de establecer prioridades en el gasto, que contribuyan a evitar el despilfarro, el gasto conspicuo (compra de reductores electrónicos en la UN Bogotá, muebles costosos y muchas veces sin utilidad real etc.) y la malversación de recursos. Un primer escenario de control y veeduría seguirá siendo la representación estudiantil.

3.       Una universidad para el saber y la inteligencia: enseñanza, investigación y extensión con sentido de lo público y como prácticas de toda la comunidad.
Rechazamos la idea de que “estamos enseñando demasiado” como lo afirmó Marco Palacios, ex rector de la Universidad Nacional; consideramos que el pregrado debe recuperar su sentido y un papel central, fundacional, en la construcción de una cultura científica y humanista basada en los fundamentos de la ciencia, el arte, la cultura, las letras y la academia y no centrada solamente en los procedimientos, desdibujando su carácter integral. Es hora de exigir con vehemencia una evacuación, pendiente por años, de las implicaciones de la reforma académica (acuerdos 008 y 033), un escenario que abra el debate frente al deber ser del conocimiento en la UN, de su docencia, investigación y extensión, impulsando espacios que propendan a una construcción y reformulación de una reforma académica.

Es hora de avanzar, construyendo como comunidad, en reivindicar la autonomía académica de la UN, en dignificar sus fines misionales, desdibujados por el modelo homogenizante  de educación y conocimiento presente en los mecanismos de acreditación. Recuperar el sentido y capacidad transformadora de la investigación y la extensión universitaria.

De nuevo, la democracia y la autonomía son transversales en este punto: la construcción de la universidad a partir de la construcción de comunidad académica, donde no existe una relación de dominación, sino de educación a partir de la creación de saberes y perspectivas. Del diálogo, el debate y el intercambio respetuoso pero franco y abierto de argumentos; es esa la esencia del conocimiento y de la democracia y construcción de hombres y mujeres integrales, transformadoras y creativas que aporten a la edificación de País.

4.       Por un bienestar integral y contra la deserción

El bienestar universitario debe trascender la noción asistencialista que ha venido construyendo institucionalmente y fortalecerse. Fortalecerse implica construirlo como el conjunto de políticas que garanticen al interior de la UN el desarrollo de la vida universitaria como la interacción académica, social, cultural y política de sus actores. De modo tal que permita y consolide condiciones reales y efectivas para la construcción de conocimiento crítico, de personas integrales y democráticas, construyendo una comunidad pensante, deliberante y transformadora. Adquiere importancia en ello, la lucha contra la deserción estudiantil, la garantía de permanencia de los estudiantes que pasa por condiciones académicas, culturales, sociales y económicas.
Es fundamental impulsar iniciativas que garanticen el aprovechamiento de espacios, totalmente descuidados por la universidad y por bienestar y los bienes de la universidad como sillas, mesas, entre otros, que deberían ser adecuados en diversos espacios del campus creando espacios de estudio que permitan un mejor aprovechamiento de la vida universitaria y la interacción entre los estudiantes.

5.       En defensa de los Derechos Humanos, las libertades democráticas, la pluralidad y la protesta.

No puede seguir siendo el silencio la salida de los cuerpos directivos ante las amenazas, agresiones y señalamientos a la comunidad universitaria. No puede ser la descalificación la premisa de las directivas para con su comunidad universitaria.

Al entender el país que vivimos, atravesado por un conflicto social, político y armado y una estructura de poder que se ve cuestionada por una juventud vehemente, digna, crítica y transformadora, nace el llamado a la solidaridad, a fortalecer una cultura de los Derechos Humanos; exigir garantías para la organización y movilización de la comunidad universitaria es una mínima condición de democracia. Reconocer y no descalificar la esencia de la UN como espacio diverso, habitado por múltiples expresiones sociales, culturales y políticas será una exigencia a las directivas.

Exigimos, entonces, libertades para que el caudal transformados, crítico, la fuerza histórica de la juventud universitaria se desarrolle, exprese y fortalezca sin obstáculos; obstaculizarla es frenar la semilla de cambio que esta generación le anuncia al país.

6.       Universidad  como conciencia crítica de la nación

La universidad debe construir un compromiso social, contra la desigualdad, el autoritarismo, el despojo, la pérdida de la soberanía. Reiterar su papel e incidencia en contribuir y llamar a la solución política al conflicto social, político y armado. Debemos como comunidad exigir y consolidar una Universidad como pivote moral de la sociedad, una Universidad que opine y construya opinión ante las problemáticas de la sociedad, que entre al debate público con soluciones, perspectivas y reflexiones, contribuyendo así a construir una sociedad consciente de su momento, sus retos y decisiones.

7.       En Defensa de la infraestructura

La infraestructura de la Universidad atraviesa una crisis innegable. Es claro que la infraestructura es una de las condiciones de excelencia académica. Apostar por frenar, y recuperar, los espacios de la UN que han sido entregados en concesión a privados para su rentabilidad individual. Claridad, transparencia y responsabilidad en la contratación de obras de adecuación y construcción de infraestructura es necesario para que no se repitan nefastas experiencias como las remodelaciones de edificios que pese a la onerosa inversión, en menos de un año demuestran seguir con los mismos problemas (goteras, por ejemplo). Debemos defender nuestro campus de su jibarización, dándole como universitarios, un trato distinto al de la fuerza y violencia institucional; debemos apostar como comunidad académica a crear soluciones razonables para el manejo del campus que no pasen por la militarización de la vida universitaria y que ofrezcan una alternativa para su manejo en el País. Un último aspecto importante, es reabrir en el marco del debate público la exigencia de recursos estatales para el desarrollo de la UN, y en ello, de recursos para infraestructura adecuada, pertinente, y suficiente, teniendo en cuenta también la buena utilización y el cuidado con los bienes propiedad de la universidad y de su comunidad.


8.       Planta docente y de trabajadores

El descongelamiento de la planta docente es imperativo en la Universidad para construir realmente excelencia académica. Debemos avanzar en establecer un franco diálogo y articulación con el cuerpo docente de la Universidad de cara a este reto que queremos superar. La apuesta debe ser dignificar el proceso docente como inherente a la construcción de conocimiento; ello pasa por garantías laborales, de investigación y bienestar para toda la comunidad docente de la UN independientemente de su modo de vinculación con la Universidad.

En ello, también estamos con  los y las trabajadores. Ante la nómina laboral tercerizada y precarizada que vía contratación, en detrimento de la planta, progresivamente avanza en la UN. No puede ser posible que la Universidad Pública, que una universidad crítica, desconozca, precarice y sobreexplote a sus trabajadores. Por ello, además de garantías de contratación, laborales y de bienestar, apostamos por seguir fortaleciendo la idea de comunidad universitaria, exigiendo participación, incidencia y reconocimiento a este estamento por parte de las directivas y cuerpos colegiados de la UN.

9.       En defensa del campus universitario como territorio común, construido por la comunidad.

Insistimos que debemos rodear nuestros campus universitarios como espacios de saber, de crítica, transformación y vida. La jibarización, militarización, y persecución o la privatización no pueden seguir siendo la realidad de espacios para la vida y la democracia, espacios de lo público, de la diversidad. En este sentido, debemos como comunidad reapropiar nuestro espacio, defenderlo y dotarlo de sentido reconociendo su papel, su historia y su naturaleza. Que sea la comunidad universitaria, quien lo habita, quien decida de manera responsable y consiente el que hacer con el campus, su defensa y reivindicación.

Es importante anotar, tal como se ve en nuestra propuesta, que si bien nuestros propósitos tienen un carácter en muchos aspectos gremial, su apuesta fundamental desborda por completo lo reivindicativo, y se encamina hacia una nueva universidad, cuyo proyecto reside por completo en la idea de reconstruir lo público, hacer una universidad para la pluralidad, la inclusión y la autonomía en el marco de la democracia.

Finalmente hacemos un llamado a todos los estudiantes de las distintas sedes de la Universidad Nacional de Colombia y demás estamentos, para continuar con nuestra lucha y compromiso por un nuevo modelo de educación, a través de la movilización y avanzar a través de diversas estrategias y en todos los espacios locales en la construcción de la propuesta de ley del estudiantado Colombiano, recogido en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil –MANE Colombia-, y de esta manera demostrar que los que estamos comprometidos con una nueva educación para un nuevo país, somos muchos más.

[i] Consejo Regional de Educación Superior, CRES 2008, UNESCO.