Redacción ANNCOL
La
cultura, cuando se la practica desde el pueblo que no es neutral, se
entremezcla muchas veces con la realidad. Más allá de la calidad literaria que
puede o no tener una poesía, cuando el corazón habla y las palabras se clavan
sobre el papel, los términos empleados mantienen vigencia en todos los momentos
de la vida.
Y
en algunas fechas vuelven a latir con más fuerza, reviven a los muertos
demostrando que hay gente a la que la muerte no puede matar del todo.
Por eso hoy recordamos un poema nacido el primer
día de un marzo espantoso donde se mostró al mundo hasta donde puede llegar la
aberración, no solo por lo que hicieron sino por lo que representó la acción
inolvidable: la impunidad que recubre al odio.
Luego
de la Noche de Sucumbíos, grandes fueron las expresiones de repudio ante la
violación de territorio hermano por el gobierno colombiano, ejecutada por el
entonces Ministro de Defensa y hoy presidente, Juan Manuel Santos, hombre que dice
estar trabajando por la paz mientras en su tierra se siguen saltando muertos
por los caminos cubiertos de malezas.
Tristemente,
con el tiempo y como siempre sucede, volvió a instalarse la famosa vergüenza
del “aquí no pasó nada” cuando en realidad pasó todo.
La noche en que la locura echó a rodar incentivada
por mentes fértiles capaces de abonar el desarrollo de esa enajenación sin
límites.
Recordamos
cuando entonces la compañera y colega Ingrid Storgen, desde el dolor dejara
para la historia del pueblo colombiano, su mensaje de condolencia:
Camarada Raúl Reyes
Por Ingrid Storgen
Homenaje al comandante Raúl Reyes en la parroquia 23 de Enero en Caracas. |
Cuando
el silencio duele, Camarada,
Se
resiste mi voz a estar callada,
El
alma estalla en mil pedazos,
el
recuerdo se agita en la memoria,
vistiéndose
de selva y de estrellas,
de
espesura y de lágrimas al cielo.
Es
este año y será el otro y el que siga,
que
tu recuerdo vivirá en nuestras conciencias,
amasando
la esperanza del mañana soñado
por
tu fuerza viril,
por
el combate y la batalla de amor por la insolencia.
Estás
acá, en el medio del alma,
estás
en cada niño hambriento y en cada madrugada,
la
injusticia tiembla cuando escucha tu nombre
pues
no logró arrancarte como quiso,
pues
no logró matarte tras la muerte…
Estás
acá, en este mundo en llamas,
estás
en cada pueblo que se agita
y
estarás acá,
cuando
llegue el mañana…
Cuando
el silencio duele, Camarada, se resiste mi voz a estar callada.
Cuando
el silencio duele, Camarada Raúl,
¡yo
lo exonero!!!
Marzo 01-2009